INFÓRMATE DE TODO, ¡ES GRATIS!

Aviso Legal

Charlando con una amiga hace un par de semanas, me decía que no estaba segura de empezar una nueva relación aunque, por el momento, todo marchara genial. Cuando le pregunté por esa inseguridad, no me supo contestar y llegamos a la misma conclusión: estaba muerta de miedo. ¿Quieres quedarte con el “qué hubiera pasado”? A lo que se quedó mirándome en silencio.

Algunos tienen la suerte o la desgracia de estar con su primer amor y no haber conocido otros. Para los que su primer amor no salió como esperaban, se enfrentan a la situación de enamorarse por segunda vez. Y para los que en esa primera se hicieron daño… arriesgarse a empezar algo nuevo les es similar a sentarse en las temblorosas vías con el pitido del tren silbando en sus oídos. Y, para qué engañarnos, aterroriza.

dos-personas-besandose

Para los que podéis contar con los dedos de las manos las veces que os han decepcionado, creedme, sois afortunados. Y yo, que he tenido el corazón en mil pedazos, puedo deciros con certeza que enamorarse por segunda, por tercera, o por décima vez, merece la pena.

Para comenzar, lo que más impacta es la diferencia de una relación a otra. Es cierto, no se debe comparar, pero no puedes evitar fijarte en esos detalles que tu anterior pareja no tenía contigo, todo lo que te faltaba sin ni siquiera saberlo. O tal vez, todo lo que sobraba. Para los que tuvieron una relación tormentosa y de repente, simplemente, les tratan bien, se quedan impresionados. Cualquier detalle les parece un mundo, y algunos se piensan que no se lo merecen. Y ante esto, deciros, que es una pena. Todos nos merecemos una relación con alguien que nos quiere y que nos deja libre, sino, no es una relación, es una condena.

algodon-de-azucar

Cuando te enamoras de nuevo la relación es diferente. No sé si porque el tiempo nos ha hecho madurar o, más que el tiempo, las experiencias. Que nos da por ver las cosas desde muchos puntos de vista, y esto de ponernos en la piel del otro nos enseña que las cosas no son blancas o negras, que también pueden ser grises, azules, amarillas o del color del arco iris. Y las discusiones no son discusiones, son debates buscando soluciones. Con argumentos sobre la mesa, aclarando cómo nos hemos sentido y qué nos hubiera gustado que fuera diferente. Sin cruzarnos de brazos. Y que si así fuera, que sea por cosas realmente importantes, cuando la desilusión no pueda expresarse con palabras.

Decir también que empezamos a asumir errores. Que al fin y al cabo no somos perfectos y que, por supuesto, vamos a hacer un montón de cosas, sin querer, que van a hacer daño a nuestra pareja. Que no somos la voz del GPS, diciendo todo pausadamente, yendo y haciendo lo que quiere nuestra pareja. Y eso desencadena problemas, pero ¿y qué es una relación sin problemas? Aceptar nuestros errores hará que todo sea más sencillo. Y no puedo evitar pensar en la letra de Shakira en su Inevitable, que nos dice que siempre es mejor, cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo.

theo-james-shailene-woodley

Y, sobre todo, digamos que se quiere de manera diferente. Cuando te enamoras por segunda vez vas con pies de plomo. Quieres ir más despacio y procuras ser más prudente. Desconfías. Y ese sentimiento tiene que desaparecer porque si no acabaría por asfixiarnos. Pero es completamente normal. Qué rabia, ¿no? Por qué tendremos que pasar por todo ese dolor.

Pero aquí llega la parte buena, y es que ese nuevo amor te da tanto que, sin duda, merece la pena. Porque cada persona que te acompaña, por poco tiempo que sea, hace del camino más entretenido.

Todo irá bien y de no ser así, nos quedaremos con el haberlo intentado. Con que nos sentamos en las vías, vibrando, con el pitido del tren en nuestros oídos y decidimos que a la vida hay que echarle valor.

actores

Todo irá bien y de no ser así, amigos míos, nos quedaremos con la suerte de enamorarnos de nuevo.

0 comentarios en «Enamorarse por segunda vez»
  1. Que razón… Supongo que por una parte enamorarse por segunda vez también es una manera de enfrentar miedos y superarlos, de aprender a tomar riesgos que involucran relaciones con los demás.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *